sábado, 15 de octubre de 2011

La primera piedra.

Finn ran after the cab and stopped it under the pouring rain in the middle of the night.

He had left his shoes upstairs. Stella opened the door and stared at him, smiling and pointing at his wet feet...

- How does it feel not to feel anything...? - Finn asked her.

Stella's voice broke.


- Let's say there was a little girl, and ever since she can remember, she was told the sun was her enemy. That it would harm her. And then, one spectacular sunny day, you asked her to go and play outside... And she says 'no'. You can't be mad at her, can you..?


(Great Expectations, Charles Dickens)







Tantas veces me pregunto cómo es que termina uno en el lugar que termina.

Esos días en que no sabemos del todo si lo que perdemos es la fe, la confianza, el amor o las ganas de respirar. Simplemente es todo un gran limbo. Infinito. Y como escuché una vez en una película, cuando viene alguien y nos pregunta por qué somos la nube negra sobre su picnic, en segundos, y comandados por un instinto asesino, culpamos al otro por hacer su picnic bajo nuestra nube negra... Y sólo atinamos a decirles 'por qué no me dejás en paz?', con una furia que hace rato no tiene sentido contener.

Es sólo que siempre creí en eso de que nadie es perfecto.

Aunque en más de una ocasión (y más de dos también) además de imperfecta la gente ha resultado ser muy cruel. Y al final nunca termino de entender si la culpa (o responsabilidad...es que ya no las distingo) es mía o del otro.

Sí sé con bastante certeza que duele cada vez más.
O cada vez menos.
También lamento mucho no poder distinguir tampoco eso siquiera...

Es simplemente que a veces siento/pienso -o ambas- que todo lo que toco lo destruyo. Y no es lindo sentir eso. Y no es lindo pensar permanentemente en eso. Ni sugestionarse con eso. Porque el día que eso finalmente suceda, sería la antesala del apocalipsis del alma. Al menos de mi alma que, de a ratos, cuando no pienso demasiado en otros, me importa aunque sea un poco. Porque qué sentido tendría buscar compartir, si total.......todo lo destruyo. O lo voy a destruir. Aún no haciendo nada, es como un acto reflejo, destruir.

Es mi superpoder inútil.

Destruir.

Destruir. Yo.
Que siempre tuve todo desde el instante en que nací.
Que todo a quien y cuanto amé me devolvió exactamente lo mismo, del mismo modo, al cien por ciento y con intereses.

Nunca me olvido eso de que nadie es perfecto. Nunca me olvido que no soy el único ser al que le pasan cosas. Y le duelen cosas. Y le hacen feliz otras tantas cosas.

Aún así, a mi nunca me interesó la perfección. Ni propia ni ajena.


Una vez me encontré escribiendo un borrador de un mensaje de texto a las cuatro de la mañana. Decía algo así como que estaba pidiéndole permiso a alguien para quererlo y cuidarlo. Y después de pensarlo un rato lago, en el silencio y la oscuridad del lugar donde estaba durmiendo, jamás llegué a enviárselo a quien correspondía... Y me di cuenta que, en realidad, nunca supe cómo quererlo. Siempre supe qué quería de él, pero nunca supe cómo trazar el mapa para llegar a ese lugar. Y ésa había sido siempre mi única verdad. Pero ya hablamos de la imperfección.

En otra ocasión, le escribí una carta a alguien (esta vez sí llegó a destino) diciendo algo así como que iba a intentar no hacer ruido cuando yo caminara torpemente entre las ruinas de lo que aún no sabía si iba a existir. Porque ya lo daba por perdido. A la persona, al sentimiento, a todo.


Porque como dije antes, es mi superpoder inútil. Dejar todo en ruinas.



Sé que no estuve viviendo una mentira todos estos años.


Lamentable pero cierto es que cada día me convenzo un poco más que quizá caminar en soledad, en silencio o entre el ruido, sea la única solución para no perder contacto con eso que todavía late detrás del esternón (nisiquiera me animo a nombrarlo).

Puedo renunciar al calor y la compañía. Si eso es lo que desean los demás. No sería la primera ni la última vez que hago ese tipo de sacrificios. No me molestan. Porque esa es mi inocente manera de amar.


Que si realmente es lo que quiero................? Sólo Dios sabe lo que quiero.


---------------------------------------

(...)


-Un día, ví al sol ponerse cuarenta y tres veces-.

Y poco después, agregaste:

-Sabes, cuando uno está realmente triste es hermoso ver una puesta de sol-.

-Estabas, pues, realmente triste el día de las cuarenta y tres veces..?-



Pero el principito no respondió.


(...)

No hay comentarios:

Publicar un comentario