miércoles, 12 de diciembre de 2012

Carta abierta.



Una mirada me bastó para tener la total certeza de cuánto más tenía por perder en esta vida. 
Aunque estuvieras tan cerca, y a la vez tan lejano. Aún sabiendo que no podía tenerte conmigo, simplemente el alma comenzó a sangrarme en cada gesto visible o interior que decidí ofrendarte. Porque yo sólo se ofrecer todo lo que tengo, sin importar jamás si recibo o no algo a cambio de ello. Creo que amar se basa en esa entrega, y si se pudiera dar en ambas partes, sería lo ideal. 

Y una vez un genio de las letras dijo que 'andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos'... Y simplemente te ví; ya no recuerdo cómo fue que en cuestión de segundos algo en el aire me dijo al oído que eras diferente. Quizá pueda culpar a esos super poderes inútiles que todos tenemos: el mío consiste en encontrar el modo de mirar el alma de gente que nisiquiera conozco en demasía....y verme en ella. 


Y acá me tenés, pensando en cómo alcanzar a tocar tu dolor con las punta de mis dedos, para hacerlo desaparecer para toda la vida; para demoler ese muro en escala de grises que imperceptiblemente te sobrevuela cuando se te pierde la mirada al otro lado de mi ventana. 
Y si bien amo la palabra y me esclavizo ante la prosa, no encuentro manera alguna de decirte todo lo que me hacés sentir sin que salgas lastimado, u horrorizado. 

Me gustaría que supieras que no hay nada más sargado para mí que tu luz, la que irradiás para que no me pierda en el camino. Tus colores me hacen ver una realidad que no pensé que existía...o quizá sí, pero no en las tonalidades que sólo vos sabés darle. 

Tu música es la banda de sonido de mis pensamientos, lo cual me resulta por demás llamativo, siendo que todo lo que me atrevo a pensar automáticamente se esconde detrás de las esquinas de laberinto que es mi mente. Y si bien mi memoria es un gol en contra a la evolución humana, no recuerdo haber repartido jamás  mapas para llegar ahí. Te movés con una facilidad realmente...innecesaria en mi pensar constante. 

Y si supieras el destello de paraíso que me regala el verte sonreír....y más si soy responsable de ello. Y cada noche con vos es una sinfonía de sentidos. Todos juntos, fusionados...unidos para alcanzar la perfección. 




Y te prometo que voy a tratar de no hacer ruido cuando camine torpemente entre los escombros y las cenizas de lo que no sé si algún día vamos a llegar a ser...porque no hay en este mundo algo más hermoso que la paz que me inunda mientras te miro dormir...

Te regalo estas palabras y me vuelvo a mi pequeña habitación, esa que amueblaste especialmente para mí, a media luz -como me gusta- en el fondo de tu memoria... No sé bien por qué, pero te quiero. 



miércoles, 5 de diciembre de 2012

Tenés mi permiso

 Podés gritar a los mil vientos que no soy nada para vos. 
 O que lo soy todo.

 O que tanta sangre compartida no nos alcanzó para ganarle al menos una mano a este juego de mierda que suele ser muchas veces el amor. 

 Podés decir que no tengo excusa para mirar con todo el desdén que me cabe en el cuerpo, cada recuerdo de tu mano y la mía volviéndose una sola, contra todas las tempestades. 

 Podés mirarme desde las sombras de tus infinitas cuerdas, sólo para tener la certeza que aún escucho tu acorde cada vez que se me quiebra la voz, tratando inútilmente de pronunciar tu hermoso nombre en la inmensidad del aire una vez más.

 No me importa cuánto más conviertas mi corazón en un par de míseros hilos de carne muerta. Ni qué tanto me sueñes despierto camino a tu último recital, esperando encontrarme entre la gente, para odiarme en silencio por otro rato más.

 Ojalá algún día comprendas que el peso de tu cobardía destroza cualquier balance, porque está a la vista de cualquiera que busque enjuiciarte, que sangré mucho más de lo que alguna vez mereciste.

 Sólo me pareció interesante dejarte en claro que, hagas lo que hagas, no voy a entregarme. 
 Porque ya no me importa aquello por lo que antes daba la vida. 

 Y porque, hagas lo que hagas, no te voy a regalar mi perdón.